Son muchas las razones por las que he elegido el petirrojo para esta nueva etapa profesional. La primera y principal es porque él me eligió a mí: para encauzar la web llevé a cabo unas sesiones con Mayte Sánchez, mi profesora de arteterapia, para desatascar algunas cuestiones infantiles relacionadas con la creatividad y un día, sentada en plena naturaleza, meditando sobre ello, disfrutando del momento y el lugar, comenzaron a posarse pequeños petirrojos cantarines en los árboles que me rodeaban.
El petirrojo es un pájaro típico del lugar en esas fechas, pero ese día su presencia tomó un protagonismo especial. En un momento uno se posó en una rama a escaso medio metro de mí y piaba sin parar de mirarme. En ese momento lo tuve claro, él iba a ser el protagonista del logotipo.
Siempre me han parecido unos pájaros bonitos y les tengo un especial cariño desde que mis hijas “adoptaron” a Pitxin, un petirrojo curioso y amigable que nos visitaba y nos hacía los desayunos más amenos entre las prisas para que no se nos escapase el autobús de la ikastola (más adelante fue el hijo de Pitxin y demás familia).
Mi carácter curioso enseguida me hizo ponerme a investigar las costumbres y la simbología del petirrojo y según lo que he podido encontrar es un ave de carácter amigable y curioso que se acerca y puede anidar cerca del ser humano y que a la vez es territorial y defiende su espacio.
Como muchas otras aves, cuando el invierno aprieta tiene que dejar la comodidad de su hogar en busca de nuevos lugares más cálidos y amables, dejar lo conocido porque sabe que aunque fue bueno durante un tiempo, no sigue siendo un lugar saludable para él. Nos avisa que viene un momento de crecimiento y cambios.
Según la simbología el petirrojo viene a recordarnos que podemos liberarnos de nuestro apego a lo viejo y de superar nuestras dificultades, seguir adelante y probar cosas nuevas. Muchas veces, las personas nos encontramos en esta misma situación. Muchas veces, lo podemos hacer sin ayuda y otras, en cambio, necesitamos una ayuda externa, una mano, alguien en quien apoyarnos para descansar y coger perspectiva antes de volver a volar con más fuerza y seguridad.
El nombre es lo último que decidí porque me costó encontrar uno que resumiese el trabajo que hago.
He estudiado diferentes formas de entender la psicología y a las personas, y cuanta más información he tenido, más liada me he sentido en ocasiones. La web que dentro de poco os presentaré ha sido algo más que redactar un texto acerca de psicología: he aprovechado este momento para parar y coger perspectiva, ha significado una búsqueda de mí misma como profesional, una toma de decisión acerca de qué quiero hacer como psicóloga y qué no.
Creo que llevo años haciendo lo mismo que ahora pero gracias a esta web he decidido más conscientemente seguir haciéndolo: facilitar que las personas se encuentren a sí mismas y encuentren la mejor forma de vivir su vida. Por eso la web no se llama “Itxaso Martínez” o “Psicología en San Sebastián”, porque el protagonista de esta página no soy yo, ni las técnicas que yo utilizo, sino la persona y su proceso de vuelta a sí misma.
Muchas gracias por último a las personas que han llevado a cabo la parte técnica, gracias Paula Aldanondo y Maite Elizazu (Dos Cerezas Estudio de Marketing Digital) por vuestra paciencia, comprensión, implicación y saber hacer. Estoy encantada del trabajo que habéis hecho con el logotipo y la web.